La reproducción asistida del futuro
La reproducción asistida es una de las especialidades médicas que han experimentado un mayor avance en los últimos años. Junto al desarrollo científico, parte de ese avance se debe a la normalización que han experimentado este tipo de tratamientos desde un punto de vista social y a su globalización.
Las expertas del Grupo UR, las unidades de reproducción integradas en los centros del Grupo HLA, analizan la evolución de la percepción social y el cambio en el enfoque de las patologías reproductivas, que hasta hace poco tiempo eran afrontadas por las parejas en la mayoría de los casos desde el punto de vista de la culpabilidad de uno de los miembros. Ahora, desde el punto de vista social, los retos pasan por normalizar en el ámbito laboral la edad natural de la maternidad, redefinir el uso de técnicas como la preservación de los óvulos -que se desarrolló para garantizar la fertilidad en mujeres que sufrían graves patologías- o la aceptación en determinados ámbitos sociales de los tratamientos de fertilidad en familias homoparentales.
Además, la medicina reproductiva ha alcanzado unas altas tasas de eficacia y se ha globalizado. En ese escenario, España se ha convertido en una referencia internacional y ya realiza hasta el 40% de los tratamientos de reproducción asistida en Europa. Salomé López, directora de Desarrollo Corporativo del Grupo UR, destaca en ese sentido que “el mundo de la reproducción asistida se ha globalizado y que permita que una mujer que quiere ser madre y no puede de forma natural tiene opciones para conseguirlo”.
Desde un punto de vista científico, en el futuro inmediato, uno de los grandes retos será conseguir una selección embrionaria segura, un paso clave en los procesos de reproducción pero que actualmente utiliza técnicas que pueden provocar lesiones a la hora de elegir el embrión más adecuado para la implantación. La Dra. Rocío Núñez, directora Científica del Grupo UR, explica que en uno o dos años la tecnología permitirá poder seleccionar el mejor embrión sin ni siquiera tocarlo, analizando las características del líquido donde se desarrolla. Este avance en el diagnóstico genético posibilitará mayor seguridad al poder seleccionar el mejor embrión para maximizar las posibilidades de embarazo.
Junto a esta perspectiva científica, la medicina reproductiva del futuro se enfrentará a un reto bioético: determinar qué se puede hacer y qué no, aunque técnicamente sea posible hacerlo.